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meritocracia y su falacia

Meritocracia – Orígenes y Realidades

Hola a todos y todas. Hoy quiero hablarles de un tema que me parece muy interesante y que tiene que ver con la forma en que supuestamente organizamos nuestra sociedad: la meritocracia.

¿Qué es la meritocracia? Según Wikipedia, es una forma de gobierno basada en el mérito, es decir, en el reconocimiento de la valía de las personas por sus capacidades y logros, independientemente de su origen social o económico.

La idea de la meritocracia suena interesante, ¿verdad? Vivir en un mundo donde se premie el esfuerzo, el talento y la excelencia, y donde no haya privilegios ni discriminaciones por razones arbitrarias.

Y, ¿de dónde proviene esta idea? ¿Es algo nuevo o antiguo? ¿Qué ventajas e inconvenientes tiene?

Para responder a estas preguntas tenemos que remontarnos a la antigüedad, en concreto a China. Allí se estableció un sistema de exámenes imperiales para seleccionar a los funcionarios públicos según sus conocimientos y habilidades. Este sistema duró más de mil años y fue una forma de romper con el dominio de las élites aristocráticas y dar oportunidades a personas de origen humilde.

Otro ejemplo histórico lo encontramos en la antigua Grecia, donde Platón propuso en su obra La República su concepción del Estado ideal. Según Platón, el Estado debía estar gobernado por los filósofos-reyes, los más sabios y virtuosos entre los ciudadanos. Para ello, propuso un sistema educativo que formara a los futuros gobernantes desde la infancia y los sometiera a pruebas rigurosas para evaluar su aptitud.

Como vemos, la meritocracia no es una idea nueva, sino que tiene una larga tradición filosófica y política. Sin embargo, también ha sido objeto de críticas y controversias. Algunos argumentan que la meritocracia puede generar desigualdades sociales al favorecer a los más capacitados y dejar atrás a los menos dotados o con menos recursos. Otros cuestionan los criterios para medir el mérito y señalan que pueden estar sesgados por factores culturales o ideológicos.

Independientemente de la validez del concepto y las formas de medir tal mérito, si es que fuera algo plausible, en la actualidad nos encontramos con muchas otras trabas e ilusiones creadas para brindarnos la esperanza de que a través del esfuerzo, el crecimiento y desarrollo constante de nuestras habilidades, podemos acceder a una mejor calidad de vida por méritos propios.

En la época actual existen varios factores que hacen que la meritocracia no sea completamente real o plausible, usaré solo tres de momento para ilustrar el tema:

  • En primer lugar, el acceso a oportunidades no es igual para todas las personas. La raza, el género, la clase social y otros factores pueden influir en el acceso a recursos y oportunidades, lo que hace que algunas personas tengan una ventaja injusta sobre otras.
  • En segundo lugar, hay desigualdades en el sistema educativo y en la distribución de recursos económicos. Por ejemplo, algunas escuelas pueden tener más recursos y mejor calidad de enseñanza, lo que hace que los estudiantes que asisten a esas escuelas tengan una ventaja en comparación con aquellos que no tienen acceso a la misma calidad de educación. Además, en algunos casos, el costo de la educación superior es prohibitivo, lo que limita el acceso a personas de bajos recursos.
  • En tercer lugar, hay redes de contactos y nepotismo que pueden influir en el éxito en la carrera. A menudo, las personas que tienen contactos y conexiones dentro de una industria o empresa tienen más oportunidades de avanzar, independientemente de su mérito o habilidades.

Para resumir, la meritocracia, a través de la historia, no ha sido más que una idea romantizada y comercializada para mantener a las personas en lo que Robert Kiyosaky denomina: «la carrera de la rata». Se convirtió en la excusa perfecta para prometer una mejor vida y una elevación en el statu quo, sin la necesidad de cumplir dicha promesa y con la posibilidad de culpar a quien tiene una aspiración genuina, bajo el pretexto de no haberle echado suficientes ganas.

Con el pasar de los años las probabilidades de ascender en la escala de clases sociales se ha disminuido notablemente, la estadística nos dice que actualmente, gracias al capitalismo rapaz en el que vivimos, aproximadamente el 90% de las personas que nacen en cierta clase social, viven y mueren en la misma clase social, de momento considero que es mucho más importante tener y cultivar buenos contactos y perfeccionar nuestras habilidades sociales, a que batallar por obtener un doctorado y/o una maestría, o a caer víctima del «échale ganismo».

La meritocracia, aparte de ser una ilusión, promueve el individualismo y la separación de la sociedad, creando e incentivando el culto al ego, el clasismo, el racismo y la supremacía de las oligarquías. En lo personal siempre he sido creyente del bien común y de la evolución humana a través de la unión y la cooperación de todos, sin importar sexo, creencias o clase social de origen.

Este es solo un breve resumen para comenzar la plática, pero es un tema que da mucho de sí y es algo que nos interesa a todos y todas.

¿Qué opinas tú sobre la meritocracia? ¿Crees que es una forma justa y eficaz de organizar nuestra sociedad? ¿La consideras algo real? Los invito a dejar sus comentarios al final del post. ¡Hasta pronto!

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